martes, 22 de enero de 2013

Racimos en tus surcos


Vos
Que nada recordabas
De caminar del lado de las casas
De insomnios, rubores y fresias
De la voz entrecortada

Y tus ojos
Ya no escoltaban
La risita de tus dientes.
Y tus labios resignados
Amparaban cada lágrima.

Pero un beso solapado,
A tus nuevos pómulos
Dio cerezas inmortales.

Y un gesto menudo
Vio llover entonces
Racimos en tus surcos.

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