lunes, 23 de septiembre de 2013

La Zanahoria Divina

Hernán Barreda y Juan F. Moretti

H- ...entonces me pide que estabilice al paciente antes de abrirl. El tipo que se la da de gran ciruja en su clínica privada me manda a mí a revitalizar un guiso de sangre, jugo gástrico y esquirlas fecales, y a todo esto yo llevaba diecinueve horas de guardia y tenía tal escrotitis, tal hipertrofia testicular, que le planché todo el carpio en el cigomático y pum, de sacro al sopi, ahí entra el enfermero y le digo que tuvo un shock hipoglucémico, Olvidate, nunca otra guardia juntos.
J- Fascinante. Che, ¿viste la película Limitless?
H- La del tipo que toma una pastillita mágica que lo hace super inteligente, ¿no?
J- Si, la toma y le exagera la memoria y concentración. Después de ver la peli leí que la pastilla está basada en una sustancia que existe y se usa, el modafinilo
H- Conozco, conozco. Hace un tiempo que es droga de cabecera de estudiantes, corredores de bolsa y demás adictos a la performance.
J- Ajá, ajá. Estoy tomando modafinilo hace dos meses.
H- Yo hace tres.
J- Con razón somos los únicos que no se fueron a dormir, el asado terminó hace seis horas.
H- ¿Pero vos leíste el prospecto? Mirá que hay interacciones medicamentosas que...
J- Entiendo que para vos ese lenguaje es normal, pero yo abro un prospecto y veo BLA BLA BLA
H- Así es como después te encontramos desmayado por aspirar té antigripal. Traé un cuaderno, crash dummy de la salud, me quedan dos horas de batería mental química para que escribamos un prospecto del modafinilo para bobos
J- Preferimos el término "rústicos"


ACCION TERAPEUTICA

Cachetazo al casco de acción prolongada.
Eleva la cantidad de atención, mejora el cumplimiento de la agenda.

CARACTERISTICAS FARMACOLOGICAS

Efecto farmacológico:
No hay estudios que determinen precisamente cómo funciona el modafinilo, pero se supone que se sirve del sistema endógeno del despertar y la vigilia. Lo más probable es que aumente las concentraciones de los neurotransmisores fisiológicos que estimulan el sistema nervioso central, como la noradrenalina y la dopamina (de un modo similar a como funcionan las anfetaminas y la cocaína), pero no está demostrado.

Metabolismo y distribución:
El fármaco se absorbe de manera lenta, el efecto empieza a percibirse a la media hora de la ingesta (tiempo que se prolonga si se consume con un buen plato de raviole’) y su acción eficaz se mantiene por 10 horas netas. Durante este período, su curva de concentración es estable, con lo que no se perciben variaciones del efecto. Esta es la gran diferencia con las anfetaminas y cocaína, crueles tiranos de la manija y embajadores del bajón posterior.

INDICACIONES

Narcolepsia, trastornos de sueño ocasionados por turnos rotativos de trabajo, somnolencia asociada al síndrome de apnea obstructiva del sueño (gordo que ronca). Gente que prefiere dormir poco.

MODO DE ADMINISTRACIÓN Y POSOLOGÍA

Administración vía oral. Otros modos de administración (intravenosa, aspiración, fumada) son ineficaces ya que es una droga liposoluble que no se disuelve en la sangre. Además, deja la nariz picosa.
200mg/día. El comprimido de 200mg puede tomarse entero o fraccionado. Encontramos que la diferencia entre tomar media pastilla o una entera se refleja en la duración del efecto más que en la intensidad.
Se recomienda una sola toma al principio del día, ya que un refuerzo posterior entorpece la inducción del sueño nocturno.
Una dosis superior a 200mg no potencia el efecto.

EFECTOS ADVERSOS

Aumenta la sed, pero siendo que también aumenta el volumen de orina, parece no deshidratar al cuerpo verdaderamente. Hacer gimnasia bajo efecto del fármaco no parece afectar la sudoración.
Aumenta agresivamente la acidez.
En el uso sostenido se observan los efectos de la falta de sueño, la memoria tórpida y el cuerpo empastado que no responden al estado de lucidez vigilante.
Algunos usuarios reportaron un aumento en la ansiedad y una incomodidad con el estado de alerta, con sólo media dosis al principio del día. El grupo de “Los Flojitos” se abstuvo de continuar con el consumo.

ADVERTENCIAS

Tolerancia, potencial abuso y dependencia
La droga no genera tolerancia, con lo que el efecto de una dosis diaria no disminuye por la toma sistemática. Como apuntamos arriba, la acción no se potencia aumentando la dosis ni acortando el intervalo entre tomas, lo que reduce el riesgo de abuso. Sin embargo, es fácil hacer de ese nuevo estado de lucidez el estado natural, generando una dependencia light, cabalística y no violenta.

Pacientes en tratamiento con anticonceptivos orales
El uso de modafinilo, así como el de todas las drogas liposolubles que se metabolizan en hígado (cualquier droga cuyo efecto dure mucho tiempo) interfiere con el efecto de los anticonceptivos, pudiendo llegar a anularlos. Al mío si es nena le pongo Moda.

Interacciones medicamentosas y otras sustanciosas (algunas observaciones anotadas en servilletas y márgenes)
Moda+Café= Taquicardia, pulso caprichoso.
Moda+Chai= Aumenta la tolerancia a la identificación jipi, a costa de un detrimento de la tolerancia a los veganos.
Moda+Comida abundante= Modorra, pero menos y solo física. La lucidez toleró un Staker triple con <<sí>> a todos los agranda tu combo.
Moda+Marihuana= Un efecto anula al otro, no puede preverse cuál.
Moda+Alcohol (poco)= Elocuencia desmedida.
Moda+Alcohol (moderado)= Calor facial, incomodidad estomacal.
Moda+Alcohol (excesivo)= Imbecilidad lúcida rampante. Evitar en el futuro.
Moda+Rivotril= (jeroglíficos incomprensibles)

H- Lo tenemos
J- Es hermoso
H- A dormir


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H- ¿Esto hicimos ayer?
J- Es malísimo
H- Dijiste que era hermoso :( Pero si, le falta algo, así no cuela ni por periodismo ni por cultural
J- Nos falta una reflexión general sobre el mundo y las cosas. Pasame un mate, vamos a hablar del tiempo
H- No, pero no es el tiempo, el tema es la velocidad
J- Si, perfecto, la velocidad contra el tiempo
H- Perfecto. Nos vamos a llenar de oro


“El tiempo es diabólico pero la velocidad es divina”
-Un mural de Silicon Valley

¿Por qué el modafinilo se convirtió en droga de cabecera para los estudiantes universitarios, jóvenes profesionales y corredores de Wall Street?

Allá por el ’64 un tal señor Weiner, creador de la teoría de la Cybernética, aseguraba que es conceptualmente imposible distinguir entre un cierto tipo de máquinas modernas y ciertos individuos. Estos sujetos perciben que el sistema que los contiene les exige un nivel de atención que supera la disponible fisiológicamente. Del '64 a esta parte, la cuerda que une las posibilidades reales con las exigencias ideales se fue estirando cada vez más, y en esa incómoda tensión entre capacidad y expectativa, cada función corporal natural parece una debilidad que atenta contra la productividad. La fantasía de supeditar las necesidades físicas al trabajo es por lo menos tan vieja como el sueño americano, en que el progreso personal es relativo al esfuerzo mensurable. Y alrededor de esa fantasía hay una industria. Donde los yuppies de los ochenta supieron incorporar el canuto de cromo y el espejito a los bolsillos del ambo elegante sport, la nueva generación de sobreexigidos encontró en el modafinilo una droga que los acerca a esa fantasía específica a un precio físico y emocional imperceptible. Una pastilla como tantas otras del montón, más discreta, más controlable y sin el riesgo del aislamiento acumulativo y el domingo suicida.
Entonces, si es tan eficaz y accesible, ¿por qué no vemos alegres supermanes cursando dos carreras, progresando en su trabajo y sus relaciones y llegando siempre a tiempo al partidito de los jueves? Porque la idea de que todos los logros pueden alcanzarse si se maximiza el potencial personal también es una fantasía, y una fantasía es como una zanahoria atada a un palo que pende frente a los ojos de una mula para hacerla avanzar. No importa lo rápido que galope la mula, la zanahoria pende siempre a la misma distancia. Si querías hacer el doble de trabajo, el modafinilo te va a permitir hacer el doble y te va a hacer desear el triple. Si te angustiaba tener siete pestañas activas en el navegador y sólo leer dos, el modafinilo te va a hacer leer siete y abrir quince.
A todos nos reconforta el espíritu leer esos artículos de divulgación que salen en el diario cuando no hay noticias: “El número de sinapsis en el cerebro humano es mayor al número de estrellas en nuestra galaxia, pero sólo usamos un 3% de esa capacidad”. Aunque la nota en cuestión no contenga la receta para explotar esa potencialidad, la fantasía nos colma de suspiros onanistas. ¿Por qué? Porque intuimos o sabemos que, en un sentido termodinámico, sólo estamos vivos en la medida en la que combatimos la tendencia natural a la disgregación entrópica. A ese determinismo caótico de la entropía lo enfrentamos con negentropía, es decir, organizando la información, poniendo orden en cualquier caos que serpentee bajo el rabillo del ojo.

La película Limitless se atreve a desarrollar esa fantasía de la perfección mental, introduciendo una pastilla ficticia que permite a quién la tome acceder al pleno potencial de su cerebro. El usuario puede trabajar por horas en plena concentración creativa, y su memoria accede instantáneamente a todo el conocimiento que incorporó en su vida. Con un éxito de taquilla motivado por un tema que seduce e intriga a todos, la película se estrenó en el 2011, un año después de la publicación de los primeros papers sobre uso clínico del modafinilo.
La pastilla real no tiene esa magnitud. Y quizás sea para mejor, viendo cómo en la película el protagonista usa sus poderes de super-americano para abandonar su carrera de novelista y hacerse rico en la bolsa. En la realidad, el leve aumento de concentración y velocidad que induce el modafinilo no alcanza para disuadir a un aspirante a novelista (o a periodista cultural, por dar otro ejemplo) a elegir una carrera menos romántica: al contrario, acentúa su productividad, con lo que es muy fácil que adopte la media pastilla diaria y la sume a sus hábitos (reemplazando, quizás, a otras costumbres menos santas).
Incorporar a los hábitos cotidianos la toma de una pastilla aparentemente innecesaria puede parecer un inicio de adicción, y en este punto consideramos importante justificarnos pronunciarnos. Es sencillo comprobar que el modafinilo no produce dependencia usando las pruebas del DSM-4, pero ese antidoping lo pasa cualquiera. Alcanza con señalar la ausencia de síntomas de abstinencia. Hablando de la llamada adicción psicológica, los niveles de dependencia de sustancias que propone Bateson dejan al uso de modafinilo en, al menos, una duda razonable. Estos niveles son tres: el primero es la dependencia sistémica a sustancias necesarias para la vida orgánica, como el aire y el agua. De acuerdo, el modafinilo no es una de estas. El segundo es el de sustancias que sirven a necesidades específicas (como pastillas para la presión) o a la adaptación a un contexto (como el café a la mañana). Entre este nivel y el tercero, que engloba las sustancias que se consumen para adaptarse a la realidad y no satisfacen la necesidad que le dio origen al consumo (alcohol, tabaco), hay una línea bastante difusa. Lo adaptativo o desadaptativo no es responsabilidad directa de la droga, sino del vínculo generado entre el Sujeto –en un contexto y de un modo determinado- y la droga que utiliza. La salud ideal es otra fantasía, y una muy fomentada por el DSM-4. El hecho es que un cierto grado de enfermedad es parte indisoluble de la vida, y cada vida representa un equilibrio individual. El organismo funciona dentro de un contexto, y por eso, desde los orígenes de la cultura, el consumo de cualquier sustancia que se escape al primer nivel de Bateson es una apuesta en que el individuo pone en juego algo de su homeostasis fisiológica en pos de una mejor aleostasis, es decir, una mejor vinculación del sujeto al contexto cultural en el que se desarrolla.

La incorporación del modafinilo a la vida de un sujeto es comparable con la incorporación de una computadora con Internet en el trabajo de un investigador. Una vez conectado a la red, la velocidad de acceso a la información aumenta descomunalmente, y proporcionalmente crece la necesidad de consumo de información irrelevante y de uso de las infinitas posibilidades de dispersión. Una vez habituado al modafinilo, el sujeto expande su capacidad de concentración, y la distribuye entre sus hábitos anteriores y nuevos focos de atención.
En ambos casos la producción aumenta, pero el trote no alcanza ni acerca la zanahoria, la fantasía del potencial perfecto.
Para un investigador, Internet pasó de ser una posibilidad a ser una necesidad: un estudio reciente sugiere que un médico en ejercicio debería leer un promedio de diecisiete papers por día para estar actualizado y no quedar profesionalmente obsoleto.
El modafinilo no está tan incorporado… todavía.

J- Claro, teníamos que cerrar con drama alarmista, ¿no?
H- Vos te confundís la seriedad con el pesimismo, pero yo creo que se entiende el mensaje feliz de fondo.
J- ¿Qué mensaje feliz? Somos mulas pichicateadas montadas por el mercado en una espiral descendiente de insatisfacción perpetua
H- Vale, eso sin duda. Pero en algunas cosas, todavía podemos elegir nuestras propias zanahorias.
J- Re gay.
H- :(